viernes, 12 de agosto de 2011

Quienes somos los Trinitarios?

¿QUIENES SOMOS LOS TRINITARIOS?

La Orden de la Santísima Trinidad y de la Redención de Cautivos (Trinitarios) es una familia religiosa fundada en 1198 por el francés San Juan de Mata (1154-1213), con regla propia, aprobada por el papa Inocencio III el 17 de diciembre 1198 con la bula Operante divine dispositionis. Es la primera institución oficial en la Iglesia dedicada al servicio de la redención de cautivos con las manos desarmadas, sin más armadura que la misericordia, y con la intención de devolver la esperanza a los hermanos en la fe que sufrían bajo el yugo de la cautividad. La tradición trinitaria considera a san Félix de Valois cofundador de la Orden y compañero de Juan de Mata en el desierto de Cerfroid, en las cercanías de París. En Cerfroid se estableció la primera comunidad trinitaria y se la considera casa madre de toda la Orden.

Tras superar distintas vicisitudes históricas, hoy la Orden de la Santísima Trinidad cuenta 811 años de historia y tiene una larga historia que contar y futuro que descubrir. Pablo VI se lo recordaba así a los Trinitarios en 1975: “Vosotros ¿para que habéis nacido? Habéis nacido para la liberación de las personas, de las clases, de los ambientes que no gozaban de la libertad. Esto es signo, entonces, de que vuestra fórmula es no solamente superviviente de todas las mareas, de todas las tempestades de la historia pasada, sino que se afirma, se confirma con modernidad, con una actualidad que es verdaderamente digna de toda aprobación y maravilla por lo que vosotros representáis de historia y de pasado, y de esperanza maravilla por lo que representáis de actual y de futuro”

SAN JUAN DE MATA


San Juan de Mata, fundador de la Orden, funda un original proyecto de vida religiosa en la Iglesia que conecta el misterio trinitario y la redención de los cautivos: la Orden es “Orden de la Santísima Trinidad y de la redención de cautivos”, las casas de la Orden son “Casas de la Santa Trinidad para la redención de los cautivos”, y los hermanos de Juan de Mata son “Hermanos de la Santa Trinidad y de la redención de cautivos”.

De hecho, la redención de cautivos constituyó, a lo largo de siete siglos, la tarea institucional primaria de la Orden Trinitaria. Sostenidos por autoridades eclesiásticas y civiles, con la colaboración de hermanas trinitarias, cofradías y muchos voluntarios, los trinitarios realizaron numerosos rescates durante los siglos XIII-XV. Durante el siglo XV la actividad más intensa se desarrolla desde España en favor de los cautivos del norte de África.

Los trinitarios calzados, desde Francia, organizaron unas setenta operaciones de rescate en los siglos XV-XVIII, con la liberación global de al menos 6.000 cautivos. Desde Portugal de 1558 a 1778 promovieron una cincuentena de redenciones, con el resultado de, al menos, 11.200 cautivos liberados. Desde España, los trinitarios de Castilla y Aragón lograron rescatar durante los siglos XVI-XVIII unos 20.000 cautivos, a los que hay que añadir los liberados por los administradores trinitarios de los hospitales de Argel y Túnez. Gracias a la intervención de los redentores trinitarios, Miguel de Cervantes, padre de la literatura española, pudo ser rescatado en 1580 de su cautividad en Argel. Los cronistas de la Orden atribuyen, globalmente, a los trinitarios calzados de España, Portugal, Francia e Italia unos 90.000 cautivos rescatados.

De los trinitarios descalzos se conocen los rescates efectuados por las tres provincias españolas: de 1625 a 1769, 24 redenciones, con un total de 4.893 cautivos liberados. Los descalzos de las provincias centroeuropeas en los siglos XVII-XVIII realizaron unas 50 operaciones de rescate, dando libertad a más de 5.000 cautivos. También desde Italia se efectuaron rescates, cuyo número se desconoce.
La última fase de la actividad redentora corresponde al siglo XIX. Los trinitarios italianos liberaron a varios centenares de niños esclavos en Egipto y en Somalia. El último rescate se efectuó en 1905, con la liberación de una familia de doce miembros en Benadir.

El símbolo de la Orden es la Cruz Trinitaria, que presenta dos versiones: Una primera versión de cruz "patada", cuyos extremos presenta unos ensanches que semejan "patas", con la misma disposición vertical roja solapada a la horizontal azul. Una segunda versión de cruz de franjas sencillas, que consiste en una franja roja vertical, superpuesta a otra azul horizontal, ambas del mismo tamaño. Hay un tercer color, que pasa desapercibido muchas veces, que es el blanco, como fondo donde se traza la cruz bicolor. Este es el sentido que presentaban los primeros hábitos de la Orden, que se acompañaban de un escapulario de color blanco, que disponía de una abertura para introducir la cabeza y dejaba caer hacia la espalda y hacia el pecho sus extremos; en la parte delantera figuraba la cruz bicolor.

Según el patrimonio histórico de la Orden, los tres colores tienen un indudable simbolismo hagiográfico: el blanco (fondo o englobante), el azul (horizontal o yacente) y el rojo (vertical o descendente); colores identificadores de las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, respectivamente, como elementos fundamentales de la Orden. Las dos aspas que se cruzan, no se funden en el centro, sino que se solapan entre sí y sobre el fondo, indicador de que las Personas son distintas y se diferencian; pero todas forman un mismo Todo.

San Juan Bautista de la Concepción: la Reforma Trinitaria

La Reforma de la Orden Trinitaria fue obra de san Juan Bautista de la Concepción (1561-1613), fallecido en Almodóvar del Campo (C. Real) el 10 de julio de 1561 y fallecido en Córdoba el 14 de febrero de 1613. Fue canonizado por Pablo VI el 25 de mayo de 1975, y propuesto a la Iglesia como un santo de la renovación. En Valdepeñas (Ciudad Real) se establece la primera comunidad de trinitarios descalzos. Con el breve Ad militantes Ecclesiae (1599) el papa Clemente VIII da validez eclesial a la Congregación de los Hermanos Reformados y Descalzos de la Orden de la Santísima Trinidad, instituida para observar con rigor la Regla de san Juan de Mata, y volver a los orígenes de la fundación.
Hoy la única rama de trinitarios que existe es la fundada por san Juan Bautista de la Concepción, pues los trinitarios calzados desaparecieron en 1897, con el fallecimiento de su último superior general, padre Antonio Martín y Bienes.

San Juan Bautista de la Concepción fundó 18 conventos de religiosos y uno de religiosas de clausura. Vivió y transmitió a sus hijos un intenso espíritu de caridad, oración, recogimiento, humildad y penitencia, poniendo especial interés en mantener viva la entrega solidaria a los cautivos y a los pobres. La relación de los trinitarios con la Trinidad, como centro vital y fuente de la caridad que redime, es un tema central en sus vivencias y enseñanzas.

Aunque poco conocido en la literatura mística española, san Juan Bautista de la Concepción está entre los grandes escritores místicos españoles del siglo de Oro. La Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) ha publicado cuatro grandes volúmenes de su obra. Se trata de un autor con una deuda histórica, pues si bien tiene el puesto que se merece en los altares, no se le ha colocado aún en la hornacina del altar de la literatura espiritual que le corresponde.

En la obra literaria de Reformador trinitario se encuentra toda clase de materias espirituales. Su personal vivencia de la unión mística le dicta profundos tratados sobre la unión con Cristo, los dones del Espíritu Santo, la experiencia de la cruz y el conocimiento espiritual Su doctrina espiritual se orienta a la unión personal con Dios Trinidad, presente en lo más profundo del alma. Para él la perfección está en abandonarse al amor transformante de Dios. La santificación del creyente es el proceso de asimilación a Cristo crucificado. Cristo es nuestro ideal, nuestro camino; su cruz, nuestra cruz, es la fragua de la santidad. Juan Bautista de la Concepción es un escritor original y profundo en las ideas, popular y rico en la expresión. Tiene una prosa armoniosa, con largos periodos, tintada de humor, de anécdotas, de ejemplos y referencias al reino vegetal, mineral y animal. Domina y conoce a los santos padres de la Iglesia y la Biblia y es su referencia obligada y constante. Quien se adentra en los surcos de su obra literaria fácilmente descubre una simbiosis de Cervantes y Juan de la Cruz.

Actualmente los Trinitarios se preparan para conmemorar, en el año 2013, el V Centenario de la muerte de su Reformador, san Juan Bautista de la Concepción.

FIGURAS TRINITARIAS

La semilla trinitaria sembrada por san Juan de Mata ha dado abundantes frutos de santidad a la Iglesia:

San Félix de Valois, santo (+1212), íntimo colaborador de san Juan de Mata, uno de los ermitaños que constituyeron la primera comunidad trinitaria de Cerfroid, cofundador de la Orden Trinitaria.

San Juan Bautista de la Concepción, santo (1561-1613), nacido en Almódovar del Campo (Ciudad Real), místico y escritor, reformador de la Orden Trinitaria, maestro de vida espiritual, testimonio de vida de oración, penitencia y apostolado. Sus restos descansan en el convento de los Padres Trinitarios de Córdoba.

Beato Marcos Criado, beato (1522-1549), nacido en Andújar (Jaén), predicador de la fe cristiana por tierras andaluzas, mártir del Evangelio.


San Simón de Rojas, santo (1552-1624), nacido en Valladolid, una vida dedicada a la enseñanza y al gobierno de sus hermanos. Consejero de grandes personajes de la Corte Española, gran apóstol de la devoción a la Virgen María, fundador de la Congregación del Ave María para el servicio de pobres y enfermos; institución que aún existe en la Plaza del Doctor Cortezo de Madrid.

Fray Tomás de la Virgen, venerable (1587-1647), nacido en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), consejero de papas, obispos y gobernantes, modelo de esperanza desde el misterio del dolor, hizo de su larga enfermedad lugar de anuncio de Cristo crucificado. Sus restos descansan en la Iglesia de los trinitarios de Valdepeñas (Ciudad Real).

San Miguel de los Santos, santo (1591-1625), nacido en Vic (Barcelona), figura señera de la mística española, maestro de literatura espiritual, patrono de la juventud trinitaria y de la diócesis de Vic (Barcelona), considerado por la devoción popular abogado contra el cáncer.

Marcela de San Félix, (1605-1687), nacida en Madrid, hija de Lope de Vega, trinitaria de clausura del monasterio de Madrid, de vida santa, una de las principales escritoras líricas femeninas del S. XVII español.

Ángela María de la Concepción, sierva de Dios (1649-1690), reformadora de las trinitarias de clausura, fundadora del Monasterio de Trinitarias Descalzas de El Toboso, escritora mística.

Teresa Cucchiari, venerable (1734-1801), terciaria trinitaria, fundadora de las religiosas trinitarias de Roma, una vida entregada a la educación de las niñas pobres.
Ana María Taigi, beata (1769-1837), esposa y madre de familia, terciaria trinitaria, mujer de gran vida mística, ejerció admirables obras de caridad con los pobres e indigentes, patrona de la Acción Católica Femenina Italiana.

Isabel Canori Mora, beata (1775-1825), esposa y madre de familia, terciaria trinitaria, mártir del amor fiel en la vida de matrimonio, exponente cumbre de la vida mística.

Miguel Ferrer, (1770-1857), religioso trinitario ejemplar, fundador de las Trinitarias de Mallorca, escritor periodista, defensor de los derechos humanos.

Francisco Méndez Casariego, venerable (1850-1924), sacerdote diocesano de Madrid, fundador de la congregación de Hermanas Trinitarias de Madrid, vida entregada a la liberación de la juventud necesitada. Los hogares de acogida por él fundados son una “puerta siempre abierta” para las jóvenes que llaman a sus puertas.

Mariana Allsop, sierva de Dios (1854-1932), confundadora de las Hermanas Trinitarias de Madrid, una vida de madre entregada a las chicas abandonadas y sin hogar.

Ángela Austch, sierva de Dios (1900-1944), religiosa trinitaria de Valencia, testigo de la caridad heroica en los campos de concentración de Ravensbrück y Auschwitz, donde murió.

Giuseppe Di Donna, siervo de Dios (1901-1952), religioso trinitario, obispo misionero, dedicado con celo a la evangelización de Madagascar, miembro del primer grupo de misioneros trinitarios llegados a la isla malgache en 1926.

Domingo Iturrate, beato (1901-1927), nacido en Dima (Vizcaya), testigo joven del amor de Dios en el cumplimiento perfecto de los actos sencillos de la vida ordinaria de comunidad, modelo de vida religiosa.

Félix de la Virgen, venerable (1902-1951), modelo de religiosa y humildad, formador de religiosos, predicador popular.

Mariano de San José Altolaguirre y nueve compañeros mártires, beatificados en Roma el 27 de octubre de 2007.

Isabel de la Trinidad (1693-1774), fundadora del Beaterio de la Santísima Trinidad de Sevilla para la atención de las niñas huérfanas, Trinitarias de Sevilla.

Eva Lavalliere, sierva de Dios (1866-1929), religiosa trinitaria francesa, que se convirtió al catolicismo, luego de vivir una vida disoluta como actríz de vaudeville.

Son también siervos de Dios: Juan del Águila, Juan de Palacios y Bernardo de Monroy, mártires de Argel y Pedro Garrido, terciario trinitario..

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